- por Erika Leiva, Fabiana Cruz, Hugo Díaz y Sofía Romera Zanoli para el Diario del Juicio
Imputados distendidos durante la audiencia de la Megacausa Operativo Independencia
PH Jorge Olmos Sgrosso
Humberto Rava, ex
Secretario de Derechos Humanos de Tucumán, relató este viernes ante Tribunal Oral Federal (TOF) las
circunstancias en las que él y sus
padres fueron secuestrados el 18 de marzo de 1975, por las fuerzas militares
que accionaban en el Operativo Independencia.
Humberto era un joven estudiante, militante peronista y
candidato a presidente del centro de estudiantes de la Universidad Tecnológica
Nacional (UTN) cuando fue detenido, hoy en día debido a las torturas que le
propiciaron sus captores necesita usar un aparato permanente para poder
escuchar.
“Me llevaron a la Jefatura de Policía y me dejaron tirado en el primer piso” recordó.
Al principio estaba solo “pero con el
correr de los días no se podía estar de la cantidad de gente que había, los
traían de 5, de 10”.
“Fueron muchos
los estudiantes universitarios de la Tecnológica secuestrados, exactamente 16” preciso el testigo ante el tribunal integrado por
integrado por los jueces Gabriel Casas
(presidente), Carlos Jiménez Montilla y Juan Carlos Reynaga.
Humberto pasó por
diferentes centros clandestinos de detención y establecimientos penales. “Hubo
un traslado muy traumático, cuando nos llevaron a mi mamá Sara Estela González de Rava
(también víctima de este juicio) y a mí a declarar esposados. Montaron un operativo
exagerado, cortaron la calle y pusieron un cordón de militares con
perros".
En esa
oportunidad, el testigo contó que pudo ver a su madre por primera vez desde la
detención de ambos, “ella era una mujer fuerte pero ese día la vi muy
triste”. Sara fue sacada de un sanatorio de la provincia, donde cuidaba a su madre moribunda, “a golpes y le pusieron una pistola en la cabeza”, sostuvo su
hijo.
Sara de Rava
permaneció un año detenida en el Instituto del Buen Pastor y tras ser liberada le dieron la opción de exiliarse en México, mientras que el padre del testigo recuperó la libertad a
los pocos días de la detención.
En 1977, Humberto
Rava fue condenado a 20 años de prisión acusado de tenencia de armas de guerra,
explosivos y asociación ilícita; y finalmente en 1983 recuperó la libertad,
después de 8 años de cautiverio.
Alba Lilian
Reynaga, miembro de la Asociación de Ex Presos Políticos, secuestrada el 22 de
julio del año 1975, fue la segunda
testigo en prestar declaración durante la audiencia.
Al comienzo de su
detención fue llevada a un destacamento de la
Policía Federal, donde recibió amenazas permanentes y torturas; y hasta que la trasladaron al
Instituto del Buen Pastor donde compartió cautiverio con Julieta Locascio
(víctima del juicio Villa Urquiza que se celebró en el año 2014) y Sara de
Rava. “Ambas me contuvieron, yo me
encontraba en muy mal estado, con muchas quemaduras y sangraba en distintas partes
del cuerpo. Sarita decía que yo era como una hija para ella”, relató conmovida.
Lilian
señaló que “Sara le había contado todas
las palizas que había recibido en manos de Roberto 'El Tuerto' Albornoz”,
imputado en este juicio como autor
material en perjuicio de 35 víctimas e involucrado como autor mediato y partícipe necesario en delitos sexuales, casos de
violación de domicilio, privación ilegítima de la libertad, aplicación agravada
de torturas y homicidio triplemente agravado contra cientos de personas.
Como muchas de
las víctimas sobrevivientes del terrorismo de estado, Lilian recibió su libertad pero vigilada, que consistía en
presentarse en alguna sede policial semanalmente; “vos nos perteneces, no creas
que te liberaste de nosotros me dijeron en la Jefatura de Policía”, recordó.
Al finalizar con
su relato, dirigió unas últimas palabras a los jueces: “es la tercera vez que
testifico y es muy doloroso. Es deber de ustedes que no me los encuentre a
ellos en la calle. Queremos ver que se haga justicia. Nosotros no tuvimos
garantías, ellos hoy las tienen todas”.
***
I.M., una testigo
de identidad reservada por ser víctima de delitos sexuales, fue la última en
declarar. La mujer contó que al momento de su secuestro, en abril de 1975,
tenía un negocio y daba clases de catequesis para chicos en una parroquia de la
localidad de San Pablo, ubicado a 13 km de San Miguel de Tucumán.
“El día que me
llevaron los militares fueron hasta mi casa en Yerba Buena, era de noche. Me dijeron te venimos a llevar. Me subieron al camión de Gendarmería y fuimos
a buscar a dos mujeres más: Marta Jacinta Sosa y María Ramona Maldonado”. Las
tres fueron trasladadas con vendas en los ojos a la Escuelita de Famaillá, centro clandestino de detención donde las fuerzas conjuntas del Ejército pusieron a prueba el
método de la desaparición forzada de personas.
Contó que María
Maldonado fue la que mayores tormentos sufrió durante el secuestro “se la
escuchaba gritar todo el tiempo. A mí me preguntaban si lo conocía a Raúl Quiroga
y también me hacían preguntas sexuales”, indicó I.M., que fue liberada días
después.
Al finalizar la
lista de testigo, Roberto 'El tuerto' Albornoz pidió la palabra para referirse
al caso Rodolfo Ojea Quintana que tuvo lugar en el TOF el pasado jueves 4 de
agosto y quien en su declaración mencionó al imputado como uno de los captores
que se introdujo en su vivienda ilegalmente para llevárselo detenido.
Al respecto
Albornoz dijo que nunca en su vida vio a Ojeda Quintana, “yo no lo detuve, soy
tremendamente inocente” pero a su
vez alegó que sabía que era “un miembro
importante de la organización montoneros a nivel nacional”.
El
imputado pidió que se investiguen los
antecedentes del testigo y negó que sea su firma es la que figura en una orden
que habría dado cuenta del operativo en el domicilio que Ojea Quintana
alquilaba en Yerba Buena. Para ello requirió
que se efectúe una pericia caligráfica sobre esa documentación.
El
Tribunal hizo lugar a este último pedido, cuyo resultado se conocerá durante la próxima audiencia, que tendrá
lugar el jueves 11 a las 9hs.
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